Política, Redes y Futuro
Como la mayor parte de los
asuntos de la vida, vivimos en medio de una paradoja. Mientras por una parte
pocas veces la sociedad había dispuesto de tantas herramientas para conversar,
intercambiar puntos de vista, crear y recrear nuevos pensamientos, la política
- y en particular la política institucionalizada - vive por otra parte una de las crisis más profundas desde que
recuperáramos la democracia para Chile.
Un país como el nuestro se
construye desde la política e instituciones
validadas por la ciudanía. Es más, la política, en un país concreto como
el nuestro, atravesado por la desigualdad, la exclusión y el abuso, y la
existencia de una institucionalidad democrática precaria, requiere de la
política, y de calidad, para avanzar en una perspectiva que permita ir consolidando
un estado de derecho poderoso que cautele a la sociedad y su convivencia pacífica y democrática. La
política, desde esta visión, y a diferencia de las corrientes economicistas que
ven las relaciones sociales a partir de indicadores inconexos entre sí, es el
principal bien público de Chile: es el espacio privilegiado para que las
mayorías hagan escuchar su voz y defiendan sus derechos e intereses.
Los últimos sucesos de
corrupción, hacen replantearse la imperiosa necesidad de recuperar la política
para expandir la democracia y ampliar los niveles de participación ciudadana en
los asuntos de su propia incumbencia. Se combate la corrupción con mejor
democracia y una institucionalidad fuerte y robusta, pero también con una
ciudadanía activa y protagónica en la defensa de sus derechos.
Más que un asunto puntual, la
valorización de la política democrática y la participación ciudadana es un tema
estratégico y de supervivencia política para cualquier fuerza que se defina
democrática, libertaria y transformadora. ¿Por qué?
Porque para avanzar en una
perspectiva de cambios democráticos, es preciso superar el distanciamiento
abismante que se genera entre lo político y lo social en las sociedades
marcadas por la desigualdad. Mientras más desigualdad, mayor es el desapego de
las instituciones políticas respecto de
la sociedad. Para decirlo en
términos del lenguaje de hoy, la política queda circunscrita al espacio de la “cocina”, pero con la potestad de decidir en
nombre de todos. Cuando la práctica política permanente es el cocineo, y se
separa cada vez más del resto del país y su realidad, entonces llegamos a la
crisis de hoy.
La división entre lo “político”
y “lo social”, es un constructo que sirve como subterfugio para que un sector
se arrogue la representación de la sociedad, a todo evento. Por eso, es preciso
avanzar en profundidad democrática y eso significa dotarnos de una
institucionalidad y prácticas políticas que permitan transferirles a los
ciudadanos espacios de participación concreta y efectiva.
Las democracias avanzadas no
solo que se han dotado de resguardos jurídicos y normativos para cautelar la
corrosión que genera la corrupción en las relaciones sociales, políticas y empresariales, poniéndole coto a los excesos
del poder, sino que también han dotado a sus ciudadanías de mecanismos de participación
que sirvan para rectificar el rumbo, cuando los asuntos públicos se ven teñidos
por prácticas políticas corruptas. El plebiscito vinculante es una manera
concreta y efectiva de ampliar la participación ciudadana en los asuntos
públicos que le incumben.
Otro factor muy importante en
dirección a avanzar en profundidad democrática, es la propia vida política al
interior de los partidos y a su capacidad de interactuar con su entorno.
En ambos casos, la era digital
y en especial las tecnologías de información nos proveen innumerables formas de
interacción con la sociedad y al interior de los propios partidos.
Conclusiones
En resumen, hemos tratado de mostrar
el modo en que la evolución de Internet incide gravitantemente en nuestras
vidas, y asimismo sostuvimos el poder de relacionamiento que sus herramientas
comunicacionales permiten principalmente en los así llamados “nativos
digitales”. Pero no son los únicos dado el nivel de penetración que dichas
herramientas han alcanzado en nuestra cotidianidad.
También señalamos que Internet
a través de sus múltiples aplicaciones puede generar adicción, lo que es
visible y palpable en la propia vida cotidiana, del mismo modo como su
plataforma es utilizada para cometer todo tipo de ilícitos. Como otra cara de
la misma moneda, presentamos datos duros
acerca de que Internet es reflejo de la sociedad concreta en la que crece y se
expande y por lo mismo dada la naturaleza excluyente de la nuestra, también
presenta síntomas de discriminación en
sectores sociales. Avanzamos un par de propuestas concretas a problemas contingentes de nuestra sociedad.
Existe un amplio campo de
estudio e investigación respecto al impacto de Internet, la robótica y la
emergente big data o el estudio analítico de la información, sobre el trabajo
humano en distintas disciplinas si acaso no en todas. Estos poderosos procesos
de transformación modificarán aun más las relaciones sociales y productivas y
el modo en que concebimos el mundo. La política y su institucionalidad no
podrán tampoco escapar a estos cambios.
Debido precisamente a los
extraordinarios avances de la tecnología
digital, la búsqueda de mayor cercanía a la sociedad o a partes importantes de
ella, se convertirá en uno de los ejes fundamentales de las organizaciones políticas del futuro.
Las organizaciones políticas
que emergerán de estos procesos de transformaciones profundas que vivimos,
querrán conocer qué piensan los ciudadanos, cuáles son sus motivaciones y
problemas. Eso que es el quid - en cualquier época- de cualquier organización
política democrática que se proponga representar sectores sociales concretos, en la era digital, en la que se modifican los sistemas de representación por la
existencia de múltiples otros canales de información y comunicación y por la
proliferación de expresiones muy diversas y plurales entre las personas y en
los cuerpos sociales, conlleva modificar el modo en que concebimos la realidad
y abrirnos a concepciones políticas flexibles para conectar, aprender y
compartir. En el marco de esa relación virtuosa será posible influir con
propuestas y visiones. Esa necesidad ya está planteada hoy y será decisiva para
el futuro.
A modo de resumen, a continuación,
un punteo:
1.- Es preciso asumir que la información y el conocimiento, están distribuidos en la
sociedad vía Internet. Hoy esa distribución permite que cualquier persona con
acceso a Internet y a las redes Sociales, pueda formarse una opinión o afirmar
la que ya tiene y quedar conectada con cientos de otras. Parece del todo
coherente sugerir que aquellas organizaciones autorreferidas y
dueñas de la verdad les será difícil conectar con esta realidad distinta que ya
ha generado Internet.
La información y el
conocimiento distribuido modifican la forma de hacer política, entre otras. La
política, entendida como el más preciado bien público de una nación que quiere
crecer y desarrollarse en paz y armonía, pero también sin abusos ni exclusiones
aberrantes, se ve objetivamente afectada por el desarrollo de la tecnología
digital que ocurre en tiempo real y genera oportunidades de participación a
gran escala. Internet acortó las distancias entre la toma de decisión y el
impacto que dichas decisiones tienen sobre las personas y la sociedad y esta
última ha ganado potentes herramientas que la han convertido en actor y
protagonista de cualquier proceso de cambios.
2.- Es preciso recuperar capacidad de desarrollar pensamiento
creador como pilar estratégico de cara a los desafíos futuros. Ello fundado en el hecho que la idea democrática no se compra en ningún
supermercado, se cultiva y nutre en procesos relativamente largos de avances y retrocesos que no son lineales.
Y eso se forma en el tiempo y en apego a la cambiante y siempre porfiada
realidad. La generación de pensamiento creador requiere superar el pensamiento
lineal y requiere, también, desarrollar habilidades didácticas y pedagógicas,
en especial cuando de generar políticas públicas se trata. El pensamiento
creador es un proceso esencialmente social y en equipo, requiere generación de
habilidades colaborativas y ambientes transversales u horizontales para
regenerarse.
3.- La actividad política no puede
entenderse sin la más profunda democracia y pluralismo. Sin su
existencia es imposible asegurar la soberanía de la ciudadanía en las distintas
etapas del devenir económico, político y
social del país. Garantiza el derecho de cada uno a organizarse social y
políticamente, y a luchar en forma
democrática por su particular ideología, por su visión de mundo, por sus
posiciones políticas y por sus intereses. Internet, en tanto que
infraestructura abierta y descentralizada es un aliado natural del cambio
democrático y transformador.
4.- Una concepción democrática plena,
significa la posibilidad cierta de avanzar en conquistas de nuevos espacios
de igualdad y de dignidad individual y nacional. Desde ya plantea la necesidad
de construir mayorías para avanzar en la
consolidación de un estado social de derechos, que garantice a toda
persona el respeto a su dignidad como productor de riqueza, como ciudadano, de género y opción sexual sin más requisito que su
propia condición de persona humana nacida o avecindada en el ámbito de nuestro
territorio, lo que incluye en igualdad de derechos a las decenas de miles de
chilenas y chilenos víctimas de las políticas de la dictadura militar que
debieron abandonar nuestro territorio.
5.- Debemos favorecer la generación de
nuevos conocimientos. Porque para que la política florezca debe darse en
el espacio de las ideas y para que haya ideas debe haber confrontación de ideas
con base en una concepción democrática, tolerante, capaz de aceptar, mejor si
genera condiciones para integrar las
existentes y facilitar el florecimiento de nuevas y mejores ideas.
La
política, en su versión pura y descarnada de “poder por el poder” es contraria
al ideario democrático y transformador de la realidad en la que se inserta,
porque se vuelve autorreferente cuando su único propósito es el ejercicio del
poder a secas. Es más, degenera de sus propósitos iniciales por nobles que
éstos sean ya que al buscar la
reproducción pura del poder por el poder y al enamoramiento que le generan
sus propias verdades, su horizonte se vuelve hacia la generación de
redes clientelares para subsistir y de allí a la corrupción y la decadencia
moral, un paso.
6.- Debemos plantearnos superar la ideología
neoliberal y el individualismo exacerbado que ha generado, y que además ha probado ser una ideología corrupta y
corruptora, que niega al ser humano como ser social, sometiéndolo al
aislamiento y la enajenación hasta desecharlo como cualquier otra mercancía. El
ideario y la acción política democrática
debe en todo momento guiarse en función
de integrar aquello desintegrado por el neoliberalismo en su configuración
individualista y segregadora ya sea en la relación entre personas como entre
éstas y el medio ambiente.
7.- Política y Sociedad, la acción política democrática es contraria al autoritarismo y
verticalismo, porque así como tiene visiones que compartir, también se nutre
del devenir de la realidad concreta, las ciencias y la tecnología, de la praxis y el conocimiento que los
propios ciudadanos tienen para aportarle a la transformación positiva de su
propio entorno como al país. Así como el
actor político aporta su visión, esta es una más entre muchas otras visiones,
pero se distingue por su capacidad de síntesis y por su capacidad de aprender y
contribuir soluciones a los problemas de su época. En esa relación, estimula la
capacidad de los ciudadanos a preguntarse y cuestionarse para buscar resolver
las contradicciones del mundo concreto en el que interactuamos y el devenir del
propio pensamiento.
Para terminar, las TIC solo son
facilitadoras de esa relación. El esfuerzo principal debe estar puesto en la
recuperación y renovación de la política a todos los niveles.
Las tecnologías de información y
comunicación podrán ser nuestras aliadas para las próximas décadas en la medida
en que sirvan de medios para generar ideas, aprender y compartir lo que
tengamos para compartir colectivamente en función de objetivos superiores a
nosotros mismos. Para todo lo demás, ya hay de sobra.
Carlos Cerpa Miranda
*Ha sido miembro del Comité
Central del PS de Chile en dos periodos consecutivos durante la transición;
Concejal por la Comuna de La Pintana entre 1992-2000; Vicepresidente del
Tribunal Supremo del PS de Chile entre 2005-2007.
Es experto en eLearning y
Máster en Metodologías de Formación en Red, Universidad de Salamanca, España.
Santiago, Noviembre de 2015.